"Lo ideal sería tener el corazón en el cráneo y el cerebro en el pecho. Así, pensaríamos con amor y amaríamos con inteligencia."
-Anónimo

viernes, 12 de septiembre de 2014

¿Depresión? Definitivamente.

Ya está más que confirmado. Tengo depresión. He hecho no sé cuántos tests de diferentes páginas de psicología para saber si era un bajoncillo muy extenso estos últimos años, o como yo ya pensaba, depresión. La verdad es que los tests eran para confirmar algo que ya sabía. Uno de ellos fue el más impactante. Te hacen 39 preguntas, y dependiendo del resultado te dicen si tienes depresión o no. La puntuación está dividido en tres grupos y cada grupo define tu estado:

-0 a 9 puntos:
"No padece síndrome depresivo, su estado de ánimo así como su autoestima personal se encuentran dentro de la normalidad."
-10 a 19 puntos:
"Síndrome depresivo leve. Su visión del mundo y de su futuro es algo negativa, así como su estado de ánimo, posiblemente causado por una autoestima baja, sería aconsejable consultar con un especialista."
-Más de 20 puntos:
"Padece un síndrome depresivo entre moderado y grave, debería consultar con un especialista lo antes posible."

Adivinad en qué grupo estoy. Hago ese test casi cada día, una y otra vez pensando que quizás sea un error y yo esté emparanoyada. Pero no, esta mierda es de verdad. En los días "normales" tengo una puntuación de 35 o 36 de 39, y en los días malos, 37 o 38.
Al principio yo pensaba que lo que me pasa es que estaba cambiando, pero poco a poco me fui dando cuenta de que algo iba mal, y hace mucho de eso ya.
No tengo la misma energía que cuando estaba en el colegio por ejemplo, ni ganas de nada. A mí me encantaba comer y siempre me hacía feliz el decirle a mi abuela lo que me apetecía cada día, y saltaba de alegría cuando hacía mis platos favoritos, ahora en cambio, me da exactamente igual. Paso. Que haga lo que quiera de comer pero que no me pregunte porque mi respuesta será siempre la misma: "Me da igual, no me apetece nada". 

A mí antes me hacía ilusión hacer ciertas cosas. Me hacía ilusión salir a la calle, conocer gente nueva, hacer vida, pero ahora prefiero quedarme en mi casa. No me apetece salir, no por vagancia, si no porque paso, no quiero y punto. Y eso es algo que mucha gente no entiende. Saldré cuando quiera y ya está. Si salgo ya suele ser para irme de fiesta porque con el alcohol y la música se me olvidan las penas, por esos momentos al menos, por esas noches. No bebo hasta vomitar porque ya que como a mala gana, no quiero desperdiciar la comida. Con olvidar que hay algo fuera del bar o la discoteca me es más que suficiente, al menos por ahora. De vez en cuando solía fumarme un cigarrillo, y al principio me calmaba, pero al final tan solo me dejaba un mal sabor en la boca. Si ahora fumara, fumaría marihuana, esa mierda si que relaja. 

Me siento enferma. Bueno, la depresión es una enfermedad al fin y al cabo, ¿no? Pero no sé, día a día me siento como si estuviera constipada, me duele todo el cuerpo, no tengo fuerzas para mantener mi espalda recta. Me siento como una vieja enferma atrapada en el cuerpo de una adolescente.
Siempre estoy irritada y todo me molesta. Los ruidos más mínimos me irritan y el oír a mis vecinos hablando toda la tarde hace que me den ganas de callarlos con mis puños.
No puedo concentrarme, no tengo interés en nada, no duermo o duermo muy poco, estoy inquieta y nerviosa, me siento débil, no estoy satisfecha con mi vida, me siento miserable y tengo ganas de llorar siempre, estoy sensible y lloro por todo prácticamente, me siento inútil, me avergüenzo de mi misma, siento que soy inferior a todo el mundo, casi siempre parece que tengo un nudo en la garganta, la mayor parte del tiempo tengo miedo y no sé por qué.
Estoy cansada, siento que mi voz me delata de lo apagada y falta de vida que suena la mayoría del tiempo, normalmente siento que nadie me comprende, me siento triste a todas horas, mi corazón a veces late más deprisa de lo habitual, siento que estoy podrida. Todo eso y alguna cosa menos y alguna cosa más, forma parte de mi puntuación en el test.

Y lo peor de todo es que poco a mi poco mi depresión se va a salir de los límites de cualquier test y cualquier estudio que tenga que ver con ello. Llevo años sufriendo mi miseria sola y en silencio, sin decirle una palabra a nadie más que a mi misma. Ni a mi madre, ni a nadie más. Pero ya no puedo más. Mi cuerpo ya no tiene fuerzas para dejar los problemas encerrados dentro de mí. Irradio tristeza. Se pudre todo lo que toco y todo lo que se me acerca. 
Todo en mi vida siempre han sido problemas. Mi primer recuerdo de pequeña y la mayoría de ellos, apenas tengo recuerdos buenos. 
Mi primer recuerdo, la imagen de mi propia madre en una silla de ruedas con el ojo morado, sangrando e hinchado; con un collarín, llorando y mirándome con lástima diciéndome que todo iría bien. Ese, es mi primer recuerdo. El primer recuerdo suele ser el de estar jugando a la pelota, o el de estar en un columpio, pero no, el mío es el de mi madre sufriendo por protegerme a mí una paliza de mi padre. 
Mi segundo recuerdo es algo más feliz. Mi abuelo, sonriendo, riendo conmigo. Y después, un infarto. Una reanimación. Y otro infarto, ya el definitivo. Y finalmente el funeral. Que por cierto fue la primera y única vez que vi llorar a mi tío.
Más tarde, nos mudamos, y después de estar a saber cuánto tiempo sin saber nada de mi padre, se presenta en mi cuarto o quinto cumpleaños con su nueva mujer. 
Otros recuerdos ya así más salteados y menos concretos son el de ver a mi madre borracha y yo cuidándola con mi abuela siempre. O que viniera acompañada a casa por la policía. O echa mierda después de una paliza de uno de sus novios delincuentes y borrachos que ha tenido a lo largo de los años. 
Recuerdo todas las veces que he llorado en mi vida. Las cuales realmente son pocas, porque yo antes no era de llorar aunque parezca mentira. Yo me escondía todo lo malo y sonreía, así, como si nada. 
Pero ya no puedo hacer eso. Ya no. Ya lloro hasta por la más mínima estupidez. Salto por cualquier comentario. Me aguanto las lágrimas la mayoría del tiempo. Ya no tengo ninguna, pero ninguna seguridad en mí misma. Ninguna confianza. Nada que me haga tener ganas de seguir adelante como antes. ¿Qué me queda? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pointy Hand