"Lo ideal sería tener el corazón en el cráneo y el cerebro en el pecho. Así, pensaríamos con amor y amaríamos con inteligencia."
-Anónimo

martes, 8 de marzo de 2016

Trastornos Mentales

Me resulta bastante difícil escribir ésto, y ni sé por dónde empezar. He escrito varias intros pero ninguna me convencía, así que tan solo me queda empezar el texto de forma incómoda y estúpida.

Tengo dieciocho años y me he sentido como una mierda desde que tengo memoria. He tenido mis momentos felices, todo hay que decirlo, pero esos momentos no compensan la balanza que controla mi mente. ¿Autoestima? ¿Confianza? ¿Vivir sin preocupaciones? Ojalá supiera lo que se siente estar satisfecha con una misma, ojalá supiera confiar en los demás, ojalá supiera vivir sin tener que preocuparme por todo, pero no. Me ha tocado vivir en el lado oscuro de mis propios pensamientos.

Poco a poco me he ido sintiendo peor conmigo misma, empezaba a mirar con asco el reflejo que me devolvía la mirada en el espejo, no paraba de pensar que qué pensarán los demás de mí. Me sentía cada vez más insegura de mis actos. Cada vez que mi madre se emborrachaba se me iba acabando la paciencia, haciendo de mi situación en casa cada vez peor. Cada vez me encerraba más y más en mi cuarto, sin salir, sin hablar, sin hacer vida, nada más que llorar y lamentar estar viva. Cada vez era más difícil ver la claridad del sol a través del nubarrón de mis pensamientos.

Luego mi vida fue cambiando, y pasó lo que he contado en las entradas anteriores del blog. Dejé de escribir, pero era porque por fin era feliz con el protagonista de mis tristes relatos. Me ha ayudado mucho, y lo sigue haciendo, o al menos lo intenta, pero no he podido evitar volver a caer al foso de de oscuridad del que logré salir por un tiempo gracias a él. La cosa es, que aunque yo sabía que estaba mal, jamás llegué a pensar que pudiera estar enferma mentalmente. Tras haberme pasado años llorando y sin autoestima alguna, he estado investigando por mi cuenta al no poder permitirme ir a un psicólogo y haciendo varios tests, y he llegado a varias conclusiones y si estoy equivocada entonces jamás entenderé qué cojones es lo que me pasa en la cabeza.

Bien pues, he descubierto que hay un trastorno que se llama 'Trastorno de la personalidad por evitación' (TPE), cuyas características son: inhibición social; sentimientos de inadecuación; hipersensibilidad a la evaluación negativa, rechazo o desaprobación; y evitación de la interacción social. Las personas con trastorno de personalidad por evitación se consideran socialmente ineptos, con escaso atractivo personal y evitan la interacción social por temor a ser ridiculizados, humillados o rechazados, o simplemente desagradar. Las personas con TPE tienen la creencia de que el resto de las personas los están juzgando o criticando constantemente por su aspecto, acciones, etc. Esto hace que estos sujetos "eviten" cualquier situación en las que puedan ser criticados, volviéndose solitarios y reacios a relacionarse con otras personas, exceptuando su núcleo familiar y una o dos amistades seleccionadas cuidadosamente al tener garantías de que no serán rechazados. Además suelen mostrarse desconfiados, pero esta desconfianza se debe más al miedo a encontrarse en un compromiso o a ser considerado inferior a los demás, que al miedo a que les hagan daño. Cuando conocen a una persona evalúan todos sus gestos y movimientos, interpretándolos casi siempre de forma negativa con recelo.

Después de leer esa definición, con la cual me sentía identificada al 100%, tuve una confirmación de que algo grave me pasaba. La cosa es que hay más.
El Trastorno de personalidad por evitación está estrechamente relacionado con trastornos de ansiedad y en especial con la fobia social, lo cual me confirmaba más aún que algo me pasa en la cabeza y por alguna extraña razón me siento aliviada al saber que todos mis bajones, mi mal estar, todo tenía una explicación. Pero a la vez que me alivia me entristece, porque en el fondo esperaba que tan solo fuera una fase, aunque hubiese durado años, pero que solo fuese una fase. 

Al Trastorno de personalidad por evitación se suma el Trastorno de ansiedad generalizada (TAG). Como su nombre indica, se refiere a la situación en la que el individuo experimenta una ansiedad constante y a largo plazo, sin saber su causa. Estas personas tienen miedo de algo, pero son incapaces de explicar de qué se trata. Debido a su ansiedad no pueden desempeñarse en forma normal. No logran concentrarse, no pueden apartar sus temores y sus vidas empiezan a girar en torno a la ansiedad. El síntoma principal es la presencia casi constante de preocupación o tensión, incluso cuando no existen causas objetivas que lo motiven. Las preocupaciones parecen flotar de un problema a otro, e incluso siendo conscientes de que sus preocupaciones o miedos son más intensos de lo necesario, una persona con trastorno de ansiedad generalizada tiene dificultad para controlarlos. Los síntomas psicológicos son: preocupación crónica y exagerada, agitación, inquietud, tensión e irritabilidad, aparentemente sin causa alguna o más intensas de lo que sería razonable en esa situación en particular. Con frecuencia suelen aparecer signos físicos como temblores, dolor de cabeza, mareos, agitación, tensión y dolor muscular, ojeras, pérdida de peso (desgraciadamente eso justo no me pasa), molestias abdominales, sudoración, falta de aire y bostezo constante.

Hay más. El Trastorno de ansiedad social (TAS), también conocido como fobia social, es un trastorno caracterizado por un miedo persistente a una o más situaciones sociales por temor a que resulten embarazosas. Como cualquier fobia, se centra en un miedo intenso, persistente y crónico, en este caso, a ser juzgado, avergonzado y humillado, que se pone de manifiesto en varias situaciones, entre las que destacan hablar en público, reuniones sociales en las que tendrá que relacionarse y encuentros inesperados con conocidos, familiares, amigos, etc. Estos temores pueden ser desencadenados por medio del escrutinio de las acciones de los demás. El sentimiento de miedo es tan intenso que en este tipo de situaciones la persona se pone nerviosa tan sólo con pensar en ello (ansiedad anticipatoria), e intenta esforzarse para controlar o suprimir la ansiedad. Estas situaciones y otra serie de sucesos hacen que el que la padezca se sienta inseguro, acechado e incómodo con sensaciones intensas y desagradables acerca de lo que pueden estar hablando, pensando o juzgando de él. Si bien el miedo a la interacción social puede ser reconocido por la persona como excesivo o irracional, su superación puede ser bastante difícil, Los síntomas físicos que acompañan a menudo el TAS incluyen rubor, sudoración profusa, temblores, palpitaciones, náuseas, tartamudez o discurso acelerado. Pueden ocurrir ataques de pánico en virtud del intenso miedo y malestar. Un diagnóstico precoz puede ayudar a minimizar los síntomas y el desarrollo de problemas adicionales, como la depresión, a lo cual llego años tarde para evitar.

El Trastorno depresivo mayor (MDD por sus siglas en inglés), que es una enfermedad mental que se caracteriza por un estado de ánimo invasivo y persistente acompañado de una baja autoestima y una pérdida de interés o de placer en actividades que normalmente se considerarían entretenidas. La depresión mayor afecta a la familia y a las relaciones personales del paciente, así como su vida laboral o escolar, su alimentación, patrones de sueño y salud en general. Una persona con un episodio depresivo mayor usualmente exhibe un estado de ánimo muy bajo, el cual se refleja en todos los aspectos de su vida. Personas con depresión pueden estar preocupadas, o deliberar sobre pensamientos o sentimientos de inutilidad, culpa inapropiada o lamento, impotencia, desesperanza y odio a sí mismo. Otros síntomas incluyen concentración y memoria ineficiente, retirarse de situaciones y actividades sociales, reducción sel apetito sexual, y pensamiento de muerte o suicidio. El insomnio es común entre los deprimidos, aunque la hipersomnia también puede suceder.


POR FIN. Por fin después de pasarme años pensando qué estaba mal en mí, he encontrado respuestas a mi mal estar. Que sé que no soy la chica más desgraciada del mundo, siempre lo he sabido, pero aún así cada uno tiene sus propias desgracias.

Gracias a que ahora sé que existe el Trastorno de la personalidad por evitación, el Trastorno de la ansiedad social y la depresión mayor, ahora entiendo porque había días que me despertaba con miedo a salir a la calle, por qué me aterra pedir comida o un taxi por teléfono, por qué me ilusiona conocer gente nueva pero a la vez me abruma de forma aplastante y negativa, por qué al mirarme en el espejo no puedo evitar que me vengan pensamientos como "das asco, la gente que te rodea solo es amable contigo, nadie te quiere, eres fea, si te murieras ahora nadie se daría cuenta, eres un desecho social, a nadie le importas, ¿y si dejas de comer?, no, mejor come todo lo que encuentres, así te sientes peor". Ahora entiendo mi dificultad para tener un horario de sueño normal, o no duermo o duermo todo el rato. Ahora entiendo por qué a veces me cuesta vocalizar o por qué últimamente a veces tartamudeo cuando nunca he tenido problemas para hablar. Ahora entiendo por qué me da pánico y me siento incómoda en sitios públicos, y que cuando me llaman la atención delante de otras personas noto una burbuja en mi interior que como no pueda controlarlo y deje que explote, explotaré con ella rompiendo a llorar, lo cual me lleva a otro de mis miedos, llorar en los momentos más inoportunos, los que menos vienen a cuento y que la gente piense que lo hago adrede buscando atención o que soy una maldita exagerada. Cada vez que conozco a una persona nueva la analizo de pies a cabeza, palabra por palabra, mirada por mirada y gesto por gesto, y otra vez me invaden mis pensamientos, "he dicho algo mal, no se me ha entendido bien, debo de tener muy mala cara, le caigo mal, me odia, se aburre conmigo".  Ya apenas voy a clase porque tengo miedo de que mi profesor de filosofía vuelva a llamarme la atención delante de todo el mundo, porque tengo miedo de que toda la clase me mire y otra avalancha de juicios me venga a la mente: "¿esta chica qué hace aquí?, que se quede en su casa, mírala, está sentada sola, nadie la quiere". Muchas veces voy de camino al instituto y de repente me invade el pánico y me obliga a dar media vuelta, llegar a mi casa, esconderme en mi cama y llorar. Llevo años notando que me falta el aire, que no respiro bien. Llevo años sin poder relajarme, llevo años sin dormir bien, sin descansar. Estos últimos meses he perdido el apetito sexual, he perdido la ilusión. Me siento impotente porque sé que la mitad de las cosas que siento o pienso son por mi culpa, son sin motivo, pero no puedo evitar que mi cabeza siga siendo un motor en marcha, no soy la que conduce, soy la copiloto y estoy atada al asiento viendo los caminos que recorre mi mente y no llego a los frenos. Puedo gritar, llorar, pegar patadas y puñetazos, hacerme daño a mi misma, da igual, la impotencia sigue ahí. He pasado toda mi vida preocupada de que los demás no supieran absolutamente nada sobre mis temores, me he pasado la vida intentando controlar mis sollozos evitando llorar delante de nadie porque me da vergüenza que la gente vea que soy débil. 

Por fin sé exactamente lo que me pasa, pero no sé cómo arreglarlo.

miércoles, 10 de junio de 2015

Unos falsos todos.

El mundo está entero de gente falsa. Y da coraje y es bastante triste, qué queréis que os diga.

Gente que delante tuya te sonríe y te dice lo guapa que se te ve hoy y a tus espaldas critica hasta el más minúsculo lunar de tu cuerpo.

Gente que cuando estás triste te dicen que lo entienden y que están ahí para apoyarte y a escondidas celebran tu sufrimiento.

Gente que cuando por fin eres feliz dicen que se alegran por ti pero luego intentar sacar hasta el más estúpido fallo que pueda haber con tal de dejarte a ras de suelo.

Gente que cuando tienes pareja te dicen: "Ay qué bien, espero que duréis mucho", pero luego critica todo, pero todo lo que hacéis.

¿Por qué? No lo entiendo sinceramente.
¿No te gusta la apariencia de alguien? Pues no la mires.
¿Te alegras por las desgracias de los demás? Pues no llores cuando los demás se alegren de las tuyas.
¿Te da coraje que alguien sea feliz? Pues te jodes, que seguro que algo ha hecho para merecer tener una sonrisa dibujada en la cara.
¿No te gusta que cierta persona tenga pareja? Pues lo siento, pero están juntos y es lo que hay.

¿Qué necesidad hay de ser tan turbios y falsos siempre? Que alguien me lo explique por favor, porque me da mucho coraje.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Que no.

No todo es lo que aparenta ser.

No todas las sonrisas son sinceras.
No todas las risas son causadas por una gracia.
No todas las lágrimas son por actos ajenos, tanto alegres como si no.
No todas las miradas que el suelo contemplan son por modestia y vergüenza.
No todos los suspiros son por aburrimiento o por estar enamorado.
No todas las personas solitarias lo son por vergüenza.

Algunas sonrisas esconden historias. Historias tristes y dolorosas que se intentan esconder tras el telón de los labios con decorados a perlas.
Algunas risas, se escapan por nervios, por ocultar un secreto, por fingir que se es feliz, por no levantar sospechas.
Algunas lágrimas no necesitan el empujón de un hecho ajeno. Saben correr por sí mismas al intentar escapar de un pensamiento.
Algunas miradas de personas cabizbajas, prefieren ver el suelo que pisan, antes que tener que soportar el contacto visual con otro ser humano.
Algunos suspiros dejan escapar al aire una pizca de dolor para aliviar al cuerpo. Porque cuesta respirar. Cuesta coger todo el aire posible porque algo te oprime en el pecho, y cuando lo consigues, se te escapa.
Algunas personas son solitarias para evitar más piedras, porque ellos mismos ya se lapidan con su propio raciocinio.

No todos los ojos brillan por mero hecho.
No todos los cuerpos tiemblan por frío.
No todos los corazones laten fuerte por naturaleza.
No todo el mundo duda o desconfía por gusto.
No todo el mundo se mantiene despierto por insomnio.
No todo el mundo muere porque sí.

Algunos ojos brillan como diamantes, húmedos, doloridos.
Algunos cuerpos no pueden aguantar más, y como bombas a punto de estallar, tiritan.
Algunos corazones laten con fuerza por temor, por miedo, por pavor.
Algunas personas desconfían sin hacer falta, porque ni su sombra ni su reflejo en el espejo aparenta ser de fiar.
Algunas personas se mantienen despiertas sin querer. Que de tanto pensar, las horas vuelan, desaparecen, se pierden.
Algunas personas mueren, para dar fin al dolor. Para calmar el desgarro de las amarguras. Porque se llega a un punto en el que no se puede más.

miércoles, 15 de octubre de 2014

No sé si me lees, pero te escribo igualmente.

Me estoy fallando a mí misma. Dije, me prometí, que aunque te pensara, que no miraría atrás ni querría volver... Pero no puedo evitarlo. Te pienso demasiado, no paro de mirar atrás y a los lados a ver si te veo, y no paro de pensar en querer volver a tus brazos. Cada vez que paso por los sitios en los que hemos estado juntos, me vienen siempre todos los recuerdos, y no puedo evitar andar cabizbaja mirando al suelo cada vez que pasa eso. Y cada vez que paso por esos lugares, unos pasos antes de llegar, deseo con todas mis fuerzas que estés allí, pero nunca estás. Llevo unos días en los que estoy medianamente bien, que no te pienso tanto ni te echo tanto de menos, pero estoy cayendo en picado poco a poco.

Sí, estoy cansada de intentar que todo funcione, pero intentar borrarte de mi vida abate más. No hay ni un solo minuto del día en el que no piense en ti.
¿Sabes? Cada vez que la pregunta "¿Qué es el amor?" se me presentaba o pasaba por mi mente, la respuesta que se ponía en primer plano eras tú. Sí, tú, nada ni nadie más. Cada vez que oigo tu nombre, que desgraciadamente es muy común, se me pone la piel de gallina, y noto como una lágrima se intenta escapar, pero la arrastro de vuelta a su sitio. Soy tan estúpida, que aunque me duela tanto, te quiero. Te quiero a ti y sólo a ti. Bueno, a ti, a tu risa, a tu sonrisa imperfecta, a tus hipnotizantes ojos, a tus cálidos abrazos, a tus besos ardientes de pasión, a esa forma que tenías de picarme, a tus gestos, a tus caricias heladoras, a las estupideces que decías, a todo lo malo y todo lo bueno de ti. Te quiero. Y no sabes las ganas que tengo de hablarte, pero el orgullo me lo impide. No sabes las ganas que tengo de verte, de poder tocarte, de poder abrazarte, besarte y decirte que te quiero. No lo sabes...

Sé que ya es otra la que está metida en tu cabeza en estos momentos, igual que la última vez. Cada vez que pienso en eso, en que hay otra en la que piensas, me tiemblan las manos... Me tiemblan las manos, me castañean los dientes hasta que pierdo toda la fuerza que me queda, no puedo más y lloro, lloro más de lo que solía llorar antes. Cuanto más lloro, más quiero llorar, y más te echo de menos. Quería tanto contigo... Quería crecer contigo, sonreír y compartir los días más especiales de mi vida a tu lado. Quería que todo el mundo se sorprendiera porque estuviéramos juntos tanto tiempo. Quería que lo nuestro no tuviera final, ser una historia interminable. Quería ser la razón por la que creyeras que el "para siempre" existe, y que tú fueras la mía. Quería ser tu último pensamiento del día, ser alguien a quien tuvieras ganas de ver al día siguiente. Quería serlo todo para ti. Pero no se consigue todo lo que se quiere, ¿verdad?

Cada noche se me hace más corta, apenas duermo. Cuando cierro los ojos la primera imagen que me aparece eres tú, sonriendo, mirándome a los ojos. Y esa imagen me conduce a un recuerdo. Esa noche de otras muchas en la que me acompañaste a mi casa, nos despedimos, saliste de mi bloque, me quedé parada en el sitio por unos momentos hasta que decidí salir y correr detrás tuya. Te diste la vuelta y me dijiste: "¿A dónde vas?". Y yo te respondí "A ninguna parte", seguido de una sonrisa y un beso que no te esperabas. Y entonces, al final del beso sonreímos a la vez y nos dijimos "Te quiero" al unísono. Y esa sonrisa y mirada de después, es la imagen que me aparece cada vez que cierro los ojos. Por eso intento mantenerme despierta lo máximo posible, para no tener que recordar algo que nunca más veré.

Es curioso cómo pasamos de ser amigos a amantes, y ahora estamos avanzando a la fase de "extraños". Nada sale como se tiene previsto, al final siempre hay un adiós, y todo el mundo tiene su forma de decirlo. Intento superarlo, intento pararme a mí misma de pensarte, y me niego y me digo que el tiempo lo curará todo. Me miento y me digo que no te echo de menos para sentirme algo mejor. Y para ser sincera, tengo tantas ganas de tenerte a mi lado que me conformaría con eso, con que estuvieras sentado a mi lado incluso callado, pero que estés ahí.

Pero no voy a hablarte porque lo más seguro es que no consiga nada, o puede que como mucho que me digas que no quieres hablar, pero el resultado es el mismo. ¿Por qué? Porque eres un hijo de puta sin sentimientos, y que antes de dejar que la sangre te fluya por el cerebro y el corazón, dejas que fluya por tu polla. Me he puesto a hablar vulgarmente, ¿y qué? Es mi puto blog y son mis putos sentimientos. Y es así, eres un cabrón que piensa un poquito en los demás y todo lo posible en ti mismo. Mientras que yo, pensaba más en ti que en mí misma. Y aunque me duela, aunque me muera por querer volver a estar contigo, no volveré, porque me merezco mucho más. Aunque yo crea que no, que eres tú el que estaba destinado a estar en mi vida, hay alguien mejor por ahí, alguien que me merezco. Y si no lo hay, prefiero morir sola antes que morir contigo.

domingo, 12 de octubre de 2014

Entrada Nº25.

"La casualidad no existe, si te conocí fue por algo."

Sí, me conociste para hacer que me enamorara locamente de ti. Para convertir mi amor en locura y mi locura en dolor. Para estar ahí un momento, abrazándome y consolándome. Para no dejarme caer en el horrible e infinito abismo de mis propios pensamientos. Todo eso para luego irte, dejarme sola, rendirte cuando más te necesitaba. Eres el traidor que me ha acabado empujando al peligro del que me protegías.

Me conociste para destruirme. Pero yo a eso no lo llamaría ni "casualidad" ni "algo", lo llamaría "Trampa". Sí, trampa. Eres una trampa para osos que la vida colocó en mi camino para lesionarme la pierna con tal gravedad y tal fuerza, que me quedé estancada, sangrando e incapaz de seguir adelante.
Me has conocido para hacer de mi vida un calvario permanente.

Después de la libertad de vagar por el bosque que era el amor, me tocó sufrir. Estuve unos días impotente, llorando desesperada por escapar de la estúpida trampa en la que caí. Echando de menos lo bien que me sentía al estar a tu lado. Echando de menos mi felicidad junto a ti, a los recuerdos, la sensación de mis sonrisas producidas por lo que fuera que tuviera que ver contigo. Pero poco a poco se me ha ido pasando, pero no se me ha pasado del todo. Aún te tengo a ti, a los recuerdos y a las ganas de volver contigo rondando por la parte de atrás de mi cabeza intentando invadir mi ser, pero aprendo a vivir con ello y a dejarlos ahí.
Te juro, no, qué puñetas, rectifico, ME juro solemnemente a MÍ MISMA, que me acabaré escapando de tu maldita trampa. Aunque te piense, quiera mirar atrás y volver, no lo haré. Me niego. Tú ya te rendiste, te acobardaste y decidiste darme la espalda, pero yo no pienso hacerme eso a mí misma. Me he cansado. Me he cansado de querer que todo funcione siempre. Estoy harta de tropezar en una piedra, avanzar un poco más, y luego tropezar en otra. Ya no tengo fuerzas para amar, para preocuparme, para que me importe. Voy a ser egoísta, que ya me toca. Es mi turno de pensar más en mí, porque de tanto pensar en los demás y de tanto dar, he ido dando partes de mí a quien no se lo merecía, a quien decidía no quedárselo, y gracias a eso poco a poco he llegado al punto en el que ya no sé quién soy. Cuanto más des, menos te queda para ti, y ya no queda mucho de mi.  Pero no he llegado a esta conclusión por ti. He llegado por tus hechos, por tu actitud inmadura en general y tu imprudencia para resolver las cosas. Por tu ineptitud, tu hipocresía. Por lo engreído e incrédulo que te mostrabas muchas veces. Por tu deshonestidad, tu frivolidad, tu mezquindad y tu negligencia. Por ser tan orgulloso, presumido y terco. Por tus falsas promesas, tus falsos intentos de ayuda y empatía. Porque parecía que te importaba pero simplemente lo que hacías era actuar como se suele hacer en situaciones así en pareja, y que realmente escondías egoísmo y provecho. Por tu cobardía al enfrentarte a lo que debías, y además de cobarde, débil, y no sólo respecto a eso, si no también al hecho de no poder ni verme.

Espero que al menos tengas la decencia de recapacitar tus hechos y sentirte culpable, que es lo mínimo que puedes hacer.

Si te digo la verdad, has mostrado tal bipolaridad, que no sé cómo no lo vi venir antes. Ahora seguro que saltas de alegría y gozo por ser libre otra vez, sin preocupaciones. Y mientras tanto, yo he sufrido y aún agonizo, aunque ya mucho menos. Y debes de alegrarte también por no tener que haber sido testigo del resultado de tus hechos. Aunque quizás te hayas sentido mal en algún momento o incluso ahora, pero no creo, no después de esas palabras referidas a otra chicas. Pero he de admitir que me hiciste creer que algo te dolía. Hiciste que creyera en ti. Hiciste que contara con posibilidades que no estaban expuestas como opción. Hiciste que creyera que de verdad me amabas, pero me demostraste lo contrario, porque no se abandona a quien se ama.

El dolor es inevitable y el cómo se arregle y se cure depende de las decisiones. Tú decidiste agravar mis heridas al optar por lo fácil, escapar. Decidiste no intentarlo más. Cambiaste de libro mientras que yo me dejé doblada la esquina de la página por la que lo dejamos, con la esperanza de que continuáramos el capítulo. Pero eso fue antes. He desdoblado dicha página marcada y se ha perdido entre otras muchas. Ya no existes en mi cuento.

Creo que lo que pasó fue que confundí con la ternura la lástima con la que a veces me mirabas. Puede que no me amaras, que realmente lo que pasaba era que no querías estar solo, que quizás yo simplemente te hacía sentir bien, que era una pequeña necesidad de sentir algo diferente. No lo sé. Lo que sí sé es que no pienso correr detrás de ti, y mucho menos huir. No soy tan cobarde como tú. Todos tenemos a alguien con el que queremos volver incluso después de que nos rompan el corazón muchas veces, y hay gente que lo hace, pero yo no pienso ser de esas. Me voy a quedar en el lugar en el que me dejaste, pero avanzaré poco a poco. Ya no confiaré demasiado, ya no seré tan cariñosa, no le soltaré un "te quiero" a la ligera a nadie, y sobre todo, siempre estaré convencida de que habrá mentiras anidando por ahí, porque las peores traiciones nunca vienen de los enemigos. Además, ahora sé que el amor no solo es ciego, sino que además es gilipollas.

¿Estoy enfadada? Pues la verdad es que no, porque para poder enfadarme, primero debería importarme. Y si te soy sincera, ya me importa una mierda. No te culpo a ti por ser igual que todos, me culpo a mi por creer que eras diferente. No le suelo desear ningún mal a nadie, y tampoco te lo quiero desear a ti, pero ojalá que algún día te enamores como nunca soñaste o creíste que fuera posible, y sufras, que sufras mucho, que te pongas bien celoso, que dudes de sus sentimientos hacia ti y te duela, que te haga sentir inseguro, que sepas cómo me he sentido yo.

En definitiva y en resumen, gracias a ti sigo y seguiré siendo la romántica de siempre, pero una de las que no cree y puede que nunca creerá en el amor.

martes, 30 de septiembre de 2014

"Ausencia eres y olvido serás."

Se acabó. Ya no habrá un 25 juntos. Ya no volveré a verte como antes. Ya no volveré a abrazarte. No volveré a sentir tu piel, no volveré a acariciarte el pelo. No escucharé más tu voz, ni tus "Te quiero", ni tus "cielo", "amor", "marmotita", "cariño", nada. No volveré a sentir el calor de tu piel, ni tu cálido respirar en mi cuello. Nunca más volveré a quedarme dormida a tu lado estando abrazados ni volverás a ser lo primero que vea por la mañana cuando hayamos dormido juntos. No volveré a sentir tus labios ni volveré a sentirte dentro de mí, siendo bruto unas veces y gentil otras. No podré hablarte cuando te necesite ni podré contarte lo que me haya pasado durante el día. No volverás a ser la razón de mis sonrisas. Nunca más se me erizará la piel por sentir tus dedos dando un paseo sobre mi piel. No podré desearte ni las buenas noches ni los buenos días. Nunca más podré llorar en tus brazos manchándote los hombros de lágrimas y relajándome con tu voz y el olor de tu perfume. No podré decirte lo mucho que te quiero y lo mucho que te echo de menos, las ganas que tengo de verte siempre o lo que quiero hacer contigo. No volveremos a ver Juego de Tronos ni Vikings juntos. No volverás a ponerme la nariz como a un cerdito ni volveré a verte imitar ese estúpido gesto que se me escapó un día por Skype. No volverás a hacerme sonreír entre lágrimas. Y sobre todo, no volverás a ser mis ganas de querer seguir adelante.

Ahora me toca echarte de menos. Verte en fotos y puede que de lejos en la calle algún día. Me toca intentar recordar lo segura que me sentía entre tus brazos. Recordar cómo me relajaba acariciarte y tocarte el pelo. Escucharé los audios que tengo de nuestras conversaciones para no olvidar tu voz e imaginaré que me vuelves a decir "Te quiero marmotita" una vez más. Soñaré contigo, con nuestros recuerdos juntos. Me quedaré dormida entre lágrimas incontables noches abrazada a mis cojines intentando encontrar tu olor en ellos incluso meses después de esta noche, porque joder, tu olor me hipnotizaba. Me despertaré en mitad de la noche buscándote a mi lado en la cama, y suspiraré y lloraré al darme cuenta de que solo estabas a mi lado en el sueño que tendría en ese momento. Cuando tenga frío desearé poder sentir tu calor. En los momentos de silencio recordaré tus suspiros y tu respirar. Echaré de menos tus labios rozando los míos, me llevaré los dedos a mis labios, cerraré los ojos y recordaré todos lo besos, robados y consentidos. Al tumbarme en mi cama recordaré esas mañanas, tardes y noches de amor y desenfreno. Y extrañaré las risas, mimos y abrazos de después, desnudos y con ganas de más. Echaré de menos ese placer que me daba el dolor que nadie me había hecho sentir antes, y echaré de menos cuando me torturabas al ir más despacio cuando quería que fueras rápido. Cuando me despierte cada mañana, sola, miraré a mi cojín y recordaré tu mirada dormida de por la mañana y tus "buenos días". Tendré la tentación de hablarte y contarte hasta la más pequeña estupidez que me haya pasado durante el día. Ahora, en vez de ser la razón de mis sonrisas serás la razón de mis llantos, de mi dolor. Cada vez que se me erice la piel será por frío. Cuando me despierte te desearé los "buenos días", y cuando me vaya a dormir, "las buenas noches", lo diré al aire, como si estuvieras a mi lado. Cada vez que llore echaré de menos la eficacia que tenían tus palabras para tranquilizarme por muy mal que estuviera. Cada vez que vea Juego de Tronos o Vikings solo podré pensar en tí, en vez de lo que pase en el episodio que esté viendo. Recordaré siempre lo mucho que me molestaba pero la gracia que me hacía a la vez cuando me ponías la nariz como un cerdito y cuando imitabas ese gesto que tanto odiaba haber hecho. Desearé no haber cometido todos los errores con los que logré perderte. Desearé haber podido besarte y abrazarte una vez más. Desearé haberme hecho más fotos contigo. Desearé poder volver atrás en el tiempo y evitar que todo lo malo suceda, evitar perderte. Pero nunca volveremos a estar juntos, no así, y puede que de ninguna otra manera.

No dependo de tí, pero no hace falta depender de alguien para amar tanto. No me hacía falta depender de ti para querer ser tuya y que tú fueras mío. No me hacía falta depender de tí para querer ser feliz contigo y con nadie más. Y yo lo siento, pero no voy a engañar a nadie. Nunca, jamás, nunca jamás en mi vida dejaré de desear volver a tenerlo todo contigo. Nunca dejaré de quererte y de querer estar contigo. Nunca volveré a enamorarme así. Si llego a conocer a alguien, cuando me diga que me quiere, cuando me ponga motes cariñosos, me sonará vacío. Cuando me abrace, yo me sentiré vacía. Porque yo lo siento, pero ni hay ni habrá nadie que pueda sustituirte. Porque tú eres tú, y eres el único al que quiero en mi vida

Yo aún tenía esperanzas, pero las tiraste a la basura y ahora decides mirar a otro lado. Lo gracioso es que es la segunda vez que me haces ésto, y lo más hilarante es que ninguna de las dos veces hayas sido capaz de hacerlo en persona...
Espero que pase lo que pase, seas feliz, porque uno de mis fallos es desearle lo mejor incluso a la gente que me hace daño. Y aunque seas el primero de la lista, mi asesino, te deseo lo mejor.

Con todo mi dolor y entre lágrimas te digo, que soy tan tonta, que si decidieras por alguna razón volver, cosa que no creo que pase, volvería, y corriendo si hiciera falta...

Pointy Hand