"Lo ideal sería tener el corazón en el cráneo y el cerebro en el pecho. Así, pensaríamos con amor y amaríamos con inteligencia."
-Anónimo

viernes, 12 de septiembre de 2014

Otra vez no...

"Cuando duele es cuando te das cuenta de que es el elegido. Tu único y verdadero amor."

Lo he vuelto a hacer. La he vuelto a cagar. He vuelto ha alejar a Daveth de mí. No he podido más y he dicho cosas que no debería haber dicho, al menos no así.
Pero es que no puedo más. Mi depresión me puede. Lucho una guerra todos los días en su contra y pierdo todas las batallas. Todos esos muros y toda esa fuerza que me quedaba se han derrumbado. Ya no me queda nada que me proteja de mi propia miseria. Los celos, la inseguridad, el miedo, la tristeza continua, la culpa. La ira, el rencor, el pánico, la desolación, la humillación, el asco y la repugnancia a una misma. El desasosiego, el nerviosismo, la confusión, el cansancio, la desesperación, el sentimiento de desamparo. La cobardía, la desgana, la amargura, la ansiedad, el sentirme inferior, el agobio, la desilusión, el agotamiento, el pesimismo, el sentirme vacía... Todo eso y más me conquista segundo por segundo y me consume por cada aliento que respiro. Es tanto a la vez que es indescriptible el dolor que se siente. Es peor que cualquier dolor físico. A veces siento que no puedo respirar. Que hay algo que me reprime mi tórax intentando no dejarme coger aire. Ni con respirar hondo logro coger aire suficiente. Me duelen los ojos de llorar. Me duelen los músculos de temblar. Mi cuello y mis hombros están más tensos que una cuerda en un juego de tira y afloja. Me duele la garganta de aguantar mis sollozos y de intentar tragar el nudo que noto hibernando en ella. Me mantengo despierta el mayor tiempo posible porque me da miedo quedarme dormida, porque cuando duermo me despierto llorando, sudada y a veces gritando por haber tenido pesadillas de las cuales nunca me acuerdo.

Hoy le dije a Daveth que tengo miedo. Pero se lo dije de la peor forma posible. Lo que le dije era verdad, o al menos sí que era mi opinión y mi mala forma de ver las cosas, lo que yo pienso. Y es que tengo miedo de decir o hacer algo que le aleje de mí. Tengo miedo de no ser lo que él quiere, de no estar a la altura. De no ser suficiente. Le dije que me sentía inferior a su mejor amiga. Lo cual es verdad, me siento inferior. Porque después de haber sido amiga de Daveth y de escuchar miles de veces el tipo de chica que le gusta, ella es perfecta. Sí, me dan arrebatos de celos. ¿Pero cómo no me van a dar si tiene como mejor amiga al prototipo perfecto de chica que él busca? No puedo evitarlo. Cada día pienso más y más aunque no quiera. No soy yo la que lo piensa voluntariamente, es mi inseguridad la que me obliga a hacerlo, la que me susurra al oído que soy una mierda y ella la princesa de todos los cuentos. Todo el mundo va detrás de ella. Ella es perfecta tanto física como mentalmente. Tiene los pechos y el culo en su sitio. Tiene unas curvas que ni un circuito de Fórmula 1 podría soñar con tener. Tiene un pelo liso precioso y una sonrisa de ensueño. Su risa es contagiosa. Sus uñas son largas y preciosamente femeninas. No tiene depresión, siempre está feliz. Puede que tenga sus bajones, pero es fuerte y al menos yo por ahora no la he visto llorar nunca. Y yo soy todo lo contrario. ¿Yo cómo compito con eso? Mis pechos se odian entre ellos y viven alejados el uno del otro. Mi culo es blando y fofo. Mis únicas curvas son desagradables de ver. Mi pelo está encrespado y carece de vida. Mi sonrisa está torcida y mis dientes no están en su sitio. Mis uñas no podrían ser más cortas, ya que me las muerdo hasta donde puedo. Tengo depresión. Soy una completa e inútil mierda. Claro que voy a tener celos, cualquiera los tendría si se compararan con ella. 

Cuando estoy con Daveth, cuando está conmigo, en persona, me siento bien. Cuando me abraza y me acaricia el pelo o la espalda para que me tranquilice, cuando me mira y me dice que no quiere verme llorar, cuando me limpia las lágrimas de mis mejillas, cuando me dice que me quiere, cuando me besa la nariz o la frente, cuando me aparta el pelo de la cara, cuando ve que mis ojos se empiezan a ahogar en lágrimas y me dice "Eh" y corre a abrazarme otra vez... Es todo lo que deseaba y más. Pero yo como una estúpida niñata, no lo aprecio ni lo agradezco lo suficiente. Le devuelvo todo eso con celos y reproches. Con regañinas que no se merece. Pero como siempre, me doy cuenta de todos mis fallos demasiado tarde. Soy una granada, una bomba con patas que en cualquier momento puede explotar y hacerle daño a quien no quiere. Pero el daño ya está echo. Aunque de verdad yo me recupere, deje de tener celos y toda la mierda que me pasa, el daño ya está echo. Se ha cansado de mí. Se ha cansado de mis celos, de el poco sentido que tienen mis ataques de furia, se ha cansado de aguantarme. Y me odio por ello. He alejado a la persona que más cerca quería tener. He explotado en las narices de alguien inocente, del más inocente, del que más quiero. He hecho lo que más miedo me daba hacer, perder el control sobre mí misma, con él. Le he dicho cosas que no quería decirle. Y ese es uno de mis grandes problemas, digo cosas que ni quiero ni debo decir cuando estoy deprimida o cabreada. Le echo en cara todo a todo el mundo. A veces siento que dentro de mí hay otro yo. Un yo malvado y perverso que se come mi ser principal y me controla, el yo que hace que pierda los nervios. 

Últimamente he estado peor de lo normal porque llevo esperando desde Abril o Mayo a que me pidiera ser su novia. Y ya estaba perdiendo la esperanza de que lo hiciera. Y lo iba a hacer, pero tenía y tiene sus dudas, porque si estamos así ahora que no somos pareja de verdad, ¿cómo estaremos cuando lo seamos? Pero eso es algo que él no entiende. No entiende que una gran parte de mi  mal estar es la desesperación de la espera. Yo sé, y de verdad que lo sé, que si fuéramos pareja, yo estaría muchísimo mejor de lo que estoy ahora. Porque la espera, es lo que me vuelve loca, lo que hace que pierda los estribos, y parece que no lo entiende. Aunque entiendo que me ponga a prueba... No querrá estar con una estúpida deprimida a su lado. Y es que no quiero hacer que se sienta obligado a pedirme salir. Si no quiere hacerlo que no lo haga, aunque por una parte me muero por ser su novia, pero por otra parte no quiero por si se siente obligado.
Y ese es mi mayor problema, tengo problemas de que pienso una cosa y luego pienso en el "pero" y en el "¿y si...?". Y pienso: "Le quiero. Le amo. Le adoro. Quiero ser suya. Quiero ser su novia de una maldita vez, pero no quiero agobiarlo... ¿Y si resulta que nunca seré su novia?". Eso. Esas cosas y esas preguntas me vuelven loca de remate. ¿No podría haberme dado una oportunidad y haberme pedido salir? No quiero echarle la culpa, pero yo no estaría tan mal si fuéramos pareja. Y es que yo intento, de verdad que intento superar mi depresión, intento ser feliz, intento ser normal. Intento no hacerme daño a mí, y sobre todo a él... Pero me cuesta, y sólo necesito un poco de paciencia, un poco más de la que ya tiene, ya está.

Sinceramente, no sé qué decir ya, porque siento que diga lo que diga, sólo voy a conseguir alejarlo de mí. Porque eso es lo que hago, alejo todo lo que hay a mi alrededor en contra de mi propia voluntad hasta quedarme sola. No sé lo que decir, porque diga lo que diga se puede entender mal, y diga lo que diga no podré expresarme del todo como quiero.

Pero por ahora, yo lo único que espero es que no me deje. Porque no sé qué será de mí sin él.

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