"Lo ideal sería tener el corazón en el cráneo y el cerebro en el pecho. Así, pensaríamos con amor y amaríamos con inteligencia."
-Anónimo

jueves, 5 de junio de 2014

Ausente

Ausente. Así quiero estar. Ausente de vida. Ausente de todo. Estoy HARTA.

Es siempre lo mismo, la misma mierda. Siempre tiene que ver con él.

Últimamente estábamos algo raros, apenas nos veíamos y estábamos algo sosos. He estado día tras día pensando que le pasaba algo conmigo. Y a lo mejor sí le pasa algo.

Anoche nos fuimos de fiesta él, sus amigos y amigas y yo. Nos lo pasamos genial, bailando y bebiendo, hasta que vino una amiga suya que no era del grupo, él la acompañó hasta su coche y ella le metió boca. Vale, sí, no somos pareja oficialmente, pero no puede usar de excusa que se va al extranjero y que por eso no quiere una relación oficial, para así liarse con quien le de la gana. Y vale sí, le metió boca ella a él.  ¿Y qué? Las cosas no suceden si uno no quiere. Si él no hubiera querido liarse con ella, se habría apartado, pero no lo hizo.
Estoy harta de que juegue conmigo. Harta de saber cómo es y yo como una tonta enamorada, pensar que puede cambiar. Harta de saber que él quiere estar con otras y fingir que si lo hace me daría igual. Harta de que él sepa que haga lo que haga, yo estaré siempre ahí, esperando.

domingo, 1 de junio de 2014

"Estoy aquí arriba, no ahí abajo"

Lo echo de menos... Apenas lo he visto esta semana y ya me siento sola. Me siento vacía y sólo tengo ganas de llorar. Si me siento así por una semana que no lo veo, ¿cómo me sentiré cuando tenga que aguantar sin él durante 10 años?

Cuando estoy con él me siento viva, humana, feliz. Siento que los latidos de su corazón ayudan a que el mío lata también. Su respiración es como un empujoncito para que mi cuerpo respire también. Él hace que me sea más fácil vivir. Pero hay momentos en los que estoy con él y me acuerdo que dentro de poco ya no estará. Y aunque intento no llorar delante suya porque no quiero que se sienta mal, acabo llorando desconsoladamente. Cuando eso pasa, me abraza todo lo fuerte que puede y me susurra que no pasa nada, y me pide que le diga el motivo de mis lágrimas. Mi respuesta es siempre la misma: "Tú". Al escuchar eso, me coge de la barbilla y me levanta suavemente la cara para que le mire a los ojos. Nos miramos unos instantes mientras me seca las lágrimas, pero acabo apartando la mirada y mirando hacia abajo porque no soporto que me vea llorar y porque a cada segundo que le miraba a los ojos, quería llorar más.

Pero aunque llore y él sea el motivo, sabe cómo hacerme reír, o al menos sonreír. Y es que cada vez que aparto la mirada, vuelve a cogerme suavemente de la barbilla, guía mi mirada a la suya y me dice: "Estoy aquí arriba, no ahí abajo". Y no puedo evitar dejar escapar al menos una sonrisa cada vez que dice eso, por que no se por qué, me hace gracia.

Ni los pájaros son libres

En este precioso día de lluvia, me he parado a pensar más de lo que suelo hacer normalmente. Y me he dado cuenta de que odio como muchas personas dicen que desearían ser libres como los pájaros. Que desearían poder volar a dónde quisieran cuando sienten la necesidad de escaparse. Y yo lo siento si destruyo la ilusión o el sueño de alguien, pero esos deseos son mentira. Los pájaros no son tan libres como creemos.

Nosotros creemos que no somos libres porque no podemos hacer lo que queramos cuándo y cómo queramos. Que no podemos elegir lo que queremos. Que ni siquiera hemos elegido si queremos nacer.
Pues los pájaros tampoco. Son hasta más esclavos de la vida que nosotros. Nosotros al menos podemos elegir lo que queremos comer, lo que queremos hacer, a dónde queremos ir y cuándo. Ellos no.

Los pájaros tampoco han elegido si querían nacer o no. Los pájaros vuelan, pero no a su elección. Los pájaros, como todos los animales, siguen sus instintos. Los pájaros no pueden decir "Pues hoy no me apetece comer migas de pan, me apetece comer insectos". No, no pueden, comen lo que pillan. Los pájaros no dicen "Pues hoy quiero irme a África, o puede que incluso a Noruega". Tampoco hacen eso, básicamente porque no pueden irse cuando quieran a donde quieran. Se van cuando el sitio en el que estén es demasiado frío para ellos o demasiado caluroso y necesitan buscar un lugar con el clima que necesitan para sobrevivir. No se van por que sí. Se van por necesidad. Todo lo que hacen, es por genes y por instinto. No son libres por el hecho de volar.

Así que no, ni los pájaros son libres.
Pointy Hand