"Lo ideal sería tener el corazón en el cráneo y el cerebro en el pecho. Así, pensaríamos con amor y amaríamos con inteligencia."
-Anónimo

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Que no.

No todo es lo que aparenta ser.

No todas las sonrisas son sinceras.
No todas las risas son causadas por una gracia.
No todas las lágrimas son por actos ajenos, tanto alegres como si no.
No todas las miradas que el suelo contemplan son por modestia y vergüenza.
No todos los suspiros son por aburrimiento o por estar enamorado.
No todas las personas solitarias lo son por vergüenza.

Algunas sonrisas esconden historias. Historias tristes y dolorosas que se intentan esconder tras el telón de los labios con decorados a perlas.
Algunas risas, se escapan por nervios, por ocultar un secreto, por fingir que se es feliz, por no levantar sospechas.
Algunas lágrimas no necesitan el empujón de un hecho ajeno. Saben correr por sí mismas al intentar escapar de un pensamiento.
Algunas miradas de personas cabizbajas, prefieren ver el suelo que pisan, antes que tener que soportar el contacto visual con otro ser humano.
Algunos suspiros dejan escapar al aire una pizca de dolor para aliviar al cuerpo. Porque cuesta respirar. Cuesta coger todo el aire posible porque algo te oprime en el pecho, y cuando lo consigues, se te escapa.
Algunas personas son solitarias para evitar más piedras, porque ellos mismos ya se lapidan con su propio raciocinio.

No todos los ojos brillan por mero hecho.
No todos los cuerpos tiemblan por frío.
No todos los corazones laten fuerte por naturaleza.
No todo el mundo duda o desconfía por gusto.
No todo el mundo se mantiene despierto por insomnio.
No todo el mundo muere porque sí.

Algunos ojos brillan como diamantes, húmedos, doloridos.
Algunos cuerpos no pueden aguantar más, y como bombas a punto de estallar, tiritan.
Algunos corazones laten con fuerza por temor, por miedo, por pavor.
Algunas personas desconfían sin hacer falta, porque ni su sombra ni su reflejo en el espejo aparenta ser de fiar.
Algunas personas se mantienen despiertas sin querer. Que de tanto pensar, las horas vuelan, desaparecen, se pierden.
Algunas personas mueren, para dar fin al dolor. Para calmar el desgarro de las amarguras. Porque se llega a un punto en el que no se puede más.

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