"Lo ideal sería tener el corazón en el cráneo y el cerebro en el pecho. Así, pensaríamos con amor y amaríamos con inteligencia."
-Anónimo

domingo, 1 de junio de 2014

"Estoy aquí arriba, no ahí abajo"

Lo echo de menos... Apenas lo he visto esta semana y ya me siento sola. Me siento vacía y sólo tengo ganas de llorar. Si me siento así por una semana que no lo veo, ¿cómo me sentiré cuando tenga que aguantar sin él durante 10 años?

Cuando estoy con él me siento viva, humana, feliz. Siento que los latidos de su corazón ayudan a que el mío lata también. Su respiración es como un empujoncito para que mi cuerpo respire también. Él hace que me sea más fácil vivir. Pero hay momentos en los que estoy con él y me acuerdo que dentro de poco ya no estará. Y aunque intento no llorar delante suya porque no quiero que se sienta mal, acabo llorando desconsoladamente. Cuando eso pasa, me abraza todo lo fuerte que puede y me susurra que no pasa nada, y me pide que le diga el motivo de mis lágrimas. Mi respuesta es siempre la misma: "Tú". Al escuchar eso, me coge de la barbilla y me levanta suavemente la cara para que le mire a los ojos. Nos miramos unos instantes mientras me seca las lágrimas, pero acabo apartando la mirada y mirando hacia abajo porque no soporto que me vea llorar y porque a cada segundo que le miraba a los ojos, quería llorar más.

Pero aunque llore y él sea el motivo, sabe cómo hacerme reír, o al menos sonreír. Y es que cada vez que aparto la mirada, vuelve a cogerme suavemente de la barbilla, guía mi mirada a la suya y me dice: "Estoy aquí arriba, no ahí abajo". Y no puedo evitar dejar escapar al menos una sonrisa cada vez que dice eso, por que no se por qué, me hace gracia.

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